Grupo Joly, 12.06.2011 15:23.
Apenas hay centros que se puedan hacer cargo de ellos y los pocos que hay están saturados. Si a eso se une que muchos de los ganaderos que en su día los compraron como un artículo de lujo en la época de bonanza económica, con la crisis se han arruinado y no los pueden mantener, el desolador resultado son cientos caballos en peligro de ser abandonados o desnutridos a los que un matadero de Humilladero, el único en toda la provincia de Málaga y de los pocos que existen en Andalucía, está sacrificando para comercializar de su carne en países europeos como Francia, Italia y Alemania.
En los sólo tres meses que esta empresa comenzó a aceptar caballos, ya han sido sacrificados alrededor de un millar de animales. Ni siquiera el gerente del Matadero Industrial de Humilladero, José Manuel Diego, imaginó hace un año cuando decidió pedir la autorización a la Junta de Andalucía por las numerosas peticiones de ganaderos que comenzó a recibir que iba a registrar un volumen similar. «No hay día que no haya ganaderos que vengan o llamen para informarse de qué hacer y porque quieren quitárselos de encima como sea», aseguró.
El número de sacrificios no ha parado de crecer de entonces. La media es de unos 70 caballos a la semana, pero el responsable del matadero señaló que ha habido picos de hasta 106 animales semanales. Yeguas, caballos jóvenes, viejos y hasta potros de apenas cinco meses o algún ejemplar de pura raza valorada en más de 12.000 euros procedentes, sobre todo, de las provincias de Málaga, Granada y Córdoba llegan a este matadero de manos de los pasantes o ganaderos que no quieren o no pueden hacerse cargo por más tiempo de los aproximadamente 150 euros mensuales que conlleva su mantenimiento.
El beneficio para el dueño apenas ronda los 250 euros por un animal que pese unos 200 kilogramos, aunque el hecho de que su abandono o desnutrición esté tipificado como delito en el Código Penal y que el sacrificio mediante veterinario conlleve un gasto añadido han llevado a muchos a recurrir a este matadero de servicios que se dedicaba sobre todo al sacrificio de porcino y, en menor medida, vacuno, ovino y caprino.
Pero no cualquier animal ni en cualquier circunstancia puede ser sacrificado en este matadero. Según Diego, los animales deben estar identificados mediante un microchip y las explotaciones de las que proceden dadas de alta y autorizadas para la cría. Además las oficinas comarcales agrarias deben emitir una guía de acompañamiento sanitaria para llevarlos hasta el matadero, que el ganadero tendrá que adjuntar junto con el pasaporte y una reseña de sus características físicas para comprobar si es apto para el consumo humano.
El consumo de carne de caballo en bares, restaurantes y carnicerías del país es «residual», aseguró, por lo que su principal destino son los países del centro de Europa, donde se emplea para la fabricación de embutido. El lomo, el solomillo y la pata trasera son las piezas que más se comercializan, y para tratar de competir con el vacuno su precio en el mercado es hoy por hoy inferior.