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En Estados Unidos, se multiplican los cursos de masajes para mascotas. Muchos veterinarios no ven muy sólida la evidencia de sus beneficios, pero los talleres de masajes para perros y gatos prosperaron en los últimos años en las tiendas de mascotas, guarderías de perros, veterinarias, escuelas de masajes, y también en los institutos holísticos como el New York Open Center, en Manhattan.

The New York Times, 8/06/2011. El living de Renee Lane se transformó en un spa. Las velas parpadean sobre la mesa ratona; el aceite de lavanda perfuma el aire; se oye música suave de guitarras. Grace, el caniche toy de dos años color caramelo de la señora Lane, se sube al sofá. Su tutora le hace una invitación: «¿Querés recostarte con mamá?» Y Grace se pone en posición para recibir su masaje nocturno.

Lane respira profundo y comienza a hacer largas caricias por el lomo de Grace. Con sus pulgares masajea alrededor de los hombros del perro, y después trabaja los músculos de las patas. Tras 20 minutos de masajes, Grace queda en un estado de éxtasis canino, con los párpados caídos y la lengua colgando.

«A Grace le encanta, se derrite de felicidad», dice la señora Lane, de 43 años, especialista en Relaciones Públicas y consultora de desarrollo comercial para una empresa de Nueva Jersey. «Quiero tenerla cerca el mayor tiempo posible, y creo que eso va a mantenerla saludable. Ella me ayuda a reducir el estrés; entonces, ¿cómo no voy a devolverle su ayuda?»

Esa es una pregunta que se hacen algunos tutores de perros -e incluso de gatos-, basándose en la idea de que un masaje para mascotas confiere el mismo beneficio que uno para humanos: activa la circulación sanguínea, mejora la digestión, fortalece el sistema inmunológico, alivia el estrés, brinda mayor comodidad al final de la vida y relajación muscular tras un día muy agitado.

Algunos tutores de mascotas se burlan de la idea. ¿Qué tiene de malo la antigua idea de sólo tener una mascota?, preguntan. Y muchos veterinarios no ven muy sólida la evidencia de los beneficios. Pero los talleres de masajes para perros y gatos prosperaron en los últimos años en las tiendas de mascotas, guarderías de perros, veterinarias, escuelas de masajes, y también en los institutos holísticos como el New York Open Center, en Manhattan, donde Lane y más de 75 tutores de perros tomaron la clase de un día.

Origen, casos, sugerencias

Según los cálculos, sólo unos pocos perros y gatos del país tienen la suerte de recibir masajes. Pero los números pueden ir creciendo. La Asociación Internacional de Masajes y Trabajo Corporal para Animales, un grupo de profesionales con sede central en Toledo, Ohio, ahora tiene más de 500 miembros, y empezó con 200 en 2007. Y una encuesta realizada por la Asociación de Hospitales para Animales de Estados Unidos indica que de más de 1200 tutores de mascotas a lo largo de Estados Unidos y Canadá, el número de personas que buscan terapias alternativas para sus animales -incluyendo acupuntura, masajes, quiropraxia y herboristería- subió del 6% al 21% entre 1996 y 2003.

El origen de esta disciplina puede rastrearse en los masajes equinos, tratamiento popularizado en los años 70 y 80 por Jack Meagher, que trabajaba para el equipo hípico de Estados Unidos. A principios de los años 90, un grupo experimentado en masajes equinos o humanos, o en los dos, adaptaron la técnica de Meagher para perros y gatos.

A veces son los veterinarios los que sugieren la práctica a los tutores de las mascotas. Nanci Sloan Cummings, agente de préstamos hipotecarios en Lake Oswego, Oregon, fue impulsada por su veterinario a probar masajes para Baxter, su collie de 12 años, que tiene artritis. Para ver si podía ayudarlo a recuperar la agilidad, Cummings realizó un taller de masajes de tres horas.

Desde entonces, casi todas las noches coloca una colchoneta en su living, cerca del ficus y del helecho, y realiza la rutina que aprendió: masajear y apretar a Baxter con las manos, acariciarlo y darle golpeteos. «Me siento en el piso, miro American Idol y le hago masajes al ritmo de la música -cuenta Cummings-. Es muy angustiante ver a un animal sufrir al envejecer, y muy gratificante pensar que tal vez uno puede ayudarlo a sentirse mejor. Creo que sólo la atención y el cariño ya son útiles.»

Narda Robinson, veterinaria de la Universidad de Colorado, abrió un curso médico de masajes caninos en la universidad en 2008. Cree que los masajes pueden ayudar a los perros a recuperarse de enfermedades, heridas y estrés. Para muchos dueños de mascotas, sin embargo, el objetivo no es terapéutico, sino sólo hacer que sus perros se sientan bien.

Mientras tanto, Jean-Pierre Hourdebaigt, profesor y profesional de masajes caninos, autor del libro Canine Massage: a Complete Reference Manual ( Masaje canino: manual de referencia completa), ofrece algunas sugerencias: «Empezar con una presión suave, que puede incrementarse si el perro parece estar cómodo. Mantener una velocidad constante, para que el animal no se inquiete y se relaje en el fluir de ese ritmo. Para que el masajista esté cómodo, ubicar a la mascota en una mesa. Si se realiza el masaje en el piso, arrodillado, le dolerán las rodillas y la espalda, se tensionará y hará más negativa la experiencia. Y evitar masajear a la mascota con otros animales cerca: si hay varios perros en la casa y se toma uno en particular para aislarlo en una mesa mientras los otros se divierten, el beneficiado va a sentir que se está perdiendo algo y no se relajará. Por último, aprender a palpar con el objetivo de descubrir anormalidades. Hay que detenerse al sentir un calor, hinchazó! n o inflamación inusual en el animal, y consultar a un veterinario».